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María Magdalena – Yo lo vi con mis propios ojos (Edición registrada 2025)

  María Magdalena – Yo lo vi con mis propios ojos Testimonio poético de una voz silenciada. Primera testigo. Última escuchada. No fue santa ni pecadora: fue verdad. La borraron del altar, no del sepulcro. Su palabra aún arde entre las piedras. Ƨ María Magdalena – Yo lo vi con mis propios ojos

Salomé, reescripta

 Salomé habla. No como hija, no como adorno, no como advertencia: como juicio. Este texto no explica, no suaviza, no perdona. Es sentencia escrita desde la herida, desde la lengua madre, desde el cuerpo que ya no pide permiso. Aquí se nombran los cobardes, se quiebra el canon, se devuelve el deseo a su dueña. Si puedes leer sin bajar la mirada, sigue. Salomé no danza para entretener. Danza para condenar. Salomé reescripta

Las estrellas del cielo estaban en un desorden horrible: Iniciación ética, política y espiritual en la narrativa de Hernán Rodríguez Castelo

  Mientras las estrellas caen, nosotros escribimos. Este blog nace del asombro y la herida, del deseo de pensar lo que duele y contar lo que aún resiste. Aquí no se buscan certezas, sino señales. Nos guía Juanito, ese niño que parte sin saber adónde, y nos acompaña su camello, que no habla pero no abandona. Escribimos porque creemos que todavía se puede caminar, preguntar, imaginar. Porque en este desorden —ético, político, espiritual— seguimos buscando nuestro Tontoburro . Link.  Las estrellas del cielo estaban en un desorden horrible

Umbral: Palabras para entrar o salir del cuento silenciado. Este no es un cuento más. Este es el umbral

Umbral: Palabras para entrar o salir del cuento silenciado Este no es un cuento más. Este es el umbral Y tú, que te detienes aquí con el PDF entre las manos, con el cuerpo expectante, con el pecho entreabierto, mereces saberlo: No estás frente a un texto, sino ante una grieta. Una fisura en la lengua heredada. Una herida en la memoria colectiva. Una niña que fue contada sin su madre. Una historia que aprendimos incompleta. Si lo lees antes de entrar , deja que te prepare. Deja que te despida de la comodidad de los cuentos aprendidos, de las versiones domesticadas, de las dulzuras que ocultan mutilaciones. Porque dentro de este relato, la manzana está envenenada, pero no por magia. Porque lo que está en juego no es el final feliz, sino el derecho a contarnos enteras. Lee este texto como se bebe una pócima antigua: saboreando cada palabra y aceptando que arda. Y si lo lees al salir , después de haber leído la versión original, que este texto te acompañe como una partera. Como q...